Inicios

Madrid, 1848

Discípulo

Roma, 1855

París, 1861

Madrid, 1868

Retiro a París

El pintor Antonio Gisbert nació a las doce horas del 19 de diciembre de 1834 en la localidad alicantina de Alcoy. El joven muchacho cursó los primeros estudios en la escuela local del presbítero Antonio González Valor, donde demostró poca afición por los libros, pero mucha por el arte, ya que se dedicaba a pintar decorados de modestas obras teatrales ayudando a su padre en la realización de bastidores, lo que le valió ser conocido con el sobrenombre del pintoret.

Gisbert, entre 1860 y 1869. Foto: Laurent, J. Biblioteca Nacional de España.

Gisbert entre 1860 y 1869

Foto: Laurent, J

Biblioteca Nacional de España

En 1848 tomó una importante decisión: su afición por la pintura le hizo emprender un viaje a Madrid para ingresar como aprendiz en el taller de un pintor escenógrafo, amigo de la familia y establecerse definitivamente allí. Después pasó a los Estudios Menores de Dibujo, dependientes de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, para finalmente hacerlo a las clases superiores.

Carolina Coronado, hacia 1855. Federico de Madrazo y Kuntz (1815-1894). Museo Nacional del Prado.

Carolina Coronado

hacia 1855

Federico de Madrazo y Kuntz (1815-1894)

Museo Nacional del Prado

José de Madrazo, figura clave para entender el arte de este período y que, como discípulo de David, supo transmitir directamente a sus alumnos los preceptos del neoclasicismo daviniano riguroso desde París a Madrid, adivinó en Gisbert un gran artista y le alentó de continuo. En plazo no muy largo quedaron brillantemente confirmados los juicios del ilustre maestro porque Gisbert ganó, en reñidísimas oposiciones, una plaza de pensionado en Roma.

Autorretrato de José Madrazo, 1840. Museo Nacional del Prado

Autorretrato de José Madrazo

1840

Museo Nacional del Prado

Se trasladó a Italia, a finales de 1855, para continuar con su formación de pensionado por el Estado junto al pintor José Casado del Alisal y el escultor Felipe Moratilla. Pensionado en Roma durante los tres años que discurrieron entre 1855 y 1858, desde allí remitió los trabajos consiguientes a la Real Academia de Bellas Artes madrileña. El estudio de la Antigüedad y de las obras artísticas del Renacimiento fueron puntos de referencia obligados, por lo que el viaje a Roma pasó a convertirse en una especie de periplo religioso de peregrinación. La visita a París, y más aún la estancia de algunos meses y años, se consideraba como necesario complemento del artista.

El juramento de las Cortes de Cádiz de 1810, 1861-1862. José Casado del Alisal. Congreso de los Diputados

El juramento de las Cortes de Cádiz de 1810

1861-1862

José Casado del Alisal

Congreso de los Diputados

A finales de febrero de 1861 Gisbert se trasladó a la capital francesa con una pensión del Gobierno español con el objetivo de pasar dos años más en el extranjero para pintar otro cuadro cuyo asunto sería Doña María de Molina presentando a su hijo el niño rey D. Fernando IV el Emplazado a las Cortes de Valladolid. Allí pasó largas temporadas, ciudad que conocía bien, pero en la primavera de 1868 decidió regresar a Madrid.

Doña María de Molina presentando a su hijo el infante don Fernando a la Cortes de Castilla reunidas en Valladolid en 1295, 1863. Congreso de los Diputados

Doña María de Molina presentando a su hijo el infante don Fernando a la Cortes de Castilla reunidas en Valladolid en 1295

1863

Congreso de los Diputados

Durante esta nueva etapa asumió la responsabilidad de poner en imágenes las aspiraciones ideológicas de los liberales progresistas que conspiraban contra Isabel II y apoyaban a Amadeo de Saboya. Después de la Revolución de 1868, toda una serie de cargos públicos consagraron su imagen de pintor oficial: director del Museo Real y del Museo de Tapices de El Escorial. Al mismo tiempo, creaba la nueva imaginería liberal en los retratos del duque y la duquesa de la Torre, del duque y la duquesa de Prim y Amadeo I, y continuaba poniendo imágenes a pasajes seleccionados de la historia de España.

El rey don Amadeo de Saboya, 1872. Consejo de Estado

El rey don Amadeo de Saboya

1872

Consejo de Estado

Tras la dimisión de su puesto en el Museo del Prado se instaló nuevamente en París donde residió hasta su muerte en 1901. En esta nueva etapa realizó numerosas obras de inspiración literaria y dos importantes lienzos de historia: Los Comuneros de Castilla y el Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga, un encargo del gobierno de Mateo Sagasta como defensa de las libertades para las generaciones futuras.

Los comuneros de Castilla, 1860. Congreso de los Diputados

Los comuneros de Castilla

1860

Congreso de los Diputados

Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga, 1888. Museo Nacional del Prado

Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga

1888

Museo Nacional del Prado